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EN MEMORIA DE FERNANDO SOTO APARICIO



El prolífico escritor Fernando Soto Aparicio murió el pasado 2 de mayo, a causa de un cáncer gástrico que lo aquejaba desde hacía meses, en una clínica de Bogotá. Tenía 82 años y dejó más de 70 libros publicados. Soto Aparicio es uno de los escritores más leídos y mencionados del país y, a la vez, uno de los más silenciosos.
De los más leídos y conocidos, porque algunas de sus obras, en especial "La rebelión de las ratas" y "Mientras llueve", son de esas que varias generaciones han leído en el colegio.
Silencioso, porque siempre fue un tipo entregado a su oficio, dueño de una vocación férrea, alejado de los grupos de intelectuales y de los círculos de opinión. Mejor dicho, fue un hombre sencillo, a quien no lo invadió la egolatría que suele apoderarse de muchos escritores.




Nació en Socha, Boyacá, en 1933, pero se crió en Santa Rosa de Viterbo. Dicen que a los 16 años se dedicó a la literatura como profesión. Estudió hasta cuarto primaria y llegó a recibir títulos de Doctor Honoris Causa de varias universidades. Muchos colombianos deben tener en su memoria la dura historia de los mineros explotados que terminaron por rebelarse de sus opresores, contada en La rebelión de las ratas o la historia no menos triste de Celina Franco, la hija de la pobreza, adolescente que fue obligada por su padre a casarse con un viejo millonario, convenio que para ella fue el principio de una vida de tragedia —con cárcel y prostitución a bordo— consignada en un diario de horrores, el cual terminó con su muerte provocada y con la frase que da título al libro:
«Y esperaré la muerte —amiga muerte— mientras llueve».

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